Mi madre hasta se pensó comprar un libro de animales en fondant, pero no nos hacía falta, porque desde que pensamos en cómo sería la tarta, teníamos claro que iba a ser ese perro: nos habíamos enamorado de la tarta de Isabel (La Fábrica de Cupcakes).
Además, había demasiadas similitudes... el destino estaba escrito. Ella había hecho la tarta para su sobrina y ahijada Cristina; yo hacía la tarta para mi sobrina y ahijada Clarita.
Modelar el perro me sorprendió, porque a mí, que sin regla o compás no se me dan demasiado bien las manualidades, lo hice a la primera. Mi madre enganchada al teléfono, y yo, con todo ese fondant delante de mis ojos... ¿por qué no intentarlo? Pues me encantó el resultado y la experiencia. No lo digo ni mucho menos por echarme flores, sino porque, como bien sabréis, muchas veces no nos aventuramos a hacer cosas porque parecen de un difícil... y luego, NO lo son.
Este es un cántico para aquellos que tienen algo en mente, pero no acaban de atreverse... Besitos.
P.D.- Tarta de naranja, cubierta con ganaché de chocolate, rellena de nutella (ERROR) y congelada previamente (¿¡!?).
¿Por qué error el relleno de Nutella? Porque se acaba saliendo por los laterales, no tiene la consistencia del ganaché, aunque lo parezca. Quizás las temperaturas de Sevilla no ayudan... la verdad. Perfecto para rellenar cupcakes, pero claro, es que no hay posibilidad de huida! jajaja
¿El tema de la congelación?, bien si hubiera sacado la tarta del congelador por la mañana y no una hora antes del cumple: demasiado fría por dentro para mi gusto, el bizcocho pierde suavidad en la textura, y diría que algo de sabor también; hubiera estado perfecta si la hubiera sacado tempranito ese día.
No tengáis miedo a congelar, sabe igual de rico, pero sobre todo, ahorra disgustos de última hora y horas de sueño para poder llegar a tener todo listo.
¡Hasta la próxima!
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